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LA IMPORTANCIA DE ENSEÑANZAR LA TORÁH A NUESTROS HIJOS.

LA IMPORTANCIA DE ENSEÑANZAR LA TORÁH A NUESTROS HIJOS
Una lección para evaluar nuestro compromiso en la educación de nuestros hijos
Porque nuestros hijos son como plantas, bien cuidados en su juventud; nuestras hijas son como
piedras angulares talladas para adornar un palacio. Salmo 144:12
Lectura Seleccionada: Salmo 127
Introducción a la lección
Aunque muchos padres no piensan así, los hijos son bendición de Yahwéh. Se declara en las
Escrituras que la clave del éxito para la familia se basa en enseñar a sus hijos amar a Yahwéh y a
respetar su Toráh. Se evidencia, además, que hay casos notables de mujeres y hombres que
rogaron y recibieron de Yahwéh hijos e hijas especiales con los cuales recorrieron una
trayectoria digna de ser imitada por la presente generación. Las dos hijas de Labán, Leah y
Raquel, vinieron a ser excelentes mujeres en la formación del pueblo hebreo (Génesis 29:16).
Si bien es cierto que las familias de hoy enfrentan muchos desafíos al tratar de levantar
hijos e hijas en armonía a las directrices establecidas en las Escrituras, los padres
reconocen que Yahwéh tiene un propósito con cada ser viviente que llega a este mundo.
Los padres que sirve a Yahwéh reconocen que la mayor responsabilidad en orientar a sus hijos
recae sobre ellos. Una razón obvia es que se percatan del compromiso que conlleva ser padres
responsables. Ellos reconocen que fue Yahwéh el que instituyó la familia a partir de la creación
de la primera pareja. Saben, además, que cuando surgen conflictos familiares, pueden contar con
la ayuda que le ofrece el que formó la familia, sin pasar por alto que se requiere sacrificio propio
y de una ardua labor para enfrentar los compromisos con suficiente sabiduría.
La palabra hebrea mischpajáh es traducida al español como familia, palabra que describe la
acción de Yahwéh al establecer a la familia humana con el propósito llenar la tierra. Cuando las
familias de la tierra descuidan su relación con el Creador, la devoción desaparece y se
incrementará un aumento en los hogares disfuncionales, por lo que los diversos problemas
llevan a muchos hijos a estar alejados de sus padres y por ende, a olvidarse de las normas
establecidas por Yahwéh las cuales se relacionan con la unidad familiar.
Es tiempo de hacer un alto y revaluar si verdaderamente estamos enseñando a nuestros a servir
y amar de nuestro Creador. Esforzarse porque sus hijos obtengan buenas calificaciones, que
ganen premios y estudien una carrera es bueno, pero más allá de estas metas debemos
ocuparnos de que nuestros hijos amen, sirvan y guarden la Toráh de Yahwéh. En esa ocupación
cada hijo irá adquiriendo un entendimiento de lo que significa ser un hijo o hija de Yahwéh,
sometido a su señorío. La forma en que criemos a nuestros hijos se reflejará en su vida adulta.
1.Nuestra responsabilidad como padres
En el pueblo de Yisrael, ¿cuál ha sido el precepto que los ha ayudado a mantenerse unidos
como una familia unida por largas generaciones? Deuteronomio 6:4-9
Cuando los padres responsables mantienen una relación abierta y continua con su Creador a
través de su amado Hijo Yahshúa, darán prioridad al estudio de la Toráh en cuanto a los
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preceptos que deben ser puestos en vigencia para el bien de su familia. Una de las enseñanzas
que se debe mantener en alto es la que se registra en Deuteronomio 11:18-21: Por lo tanto,
impriman estas palabras mías en su mismo corazón; átenlas como señal en su mano y que sirvan
como símbolo en su frente; y enséñenselas a sus hijos, recitándolas cuando te quedes en tu casa y
cuando estés de viaje y cuando te acuestes y cuando te levantes; escríbelas en los postes de tu casa y
en tus puertas, para que ustedes y sus hijos duren, en la tierra que Yahwéh juró a sus padres que les
asignaría, mientras haya cielo sobre la tierra.
Anterior a estos versos está el Shemá Yisrael (Deuteronomio 6:4-9), una orden que cada padre
responsable debe realizar frente a su familia antes de acostarse y al levantarse. En estas dos
órdenes previstas podemos ver que la enseñanza de la Toráh a los hijos era responsabilidad de
los padres y no de un maestro. Ellos enfocaban sus esfuerzos en criar a sus hijos enteramente
para Yahwéh.
Esto evidencia que la educación a nuestros hijos comienza en el hogar y no en la escuela. Esto
nos enseña que como padres responsables, más que tener hijos, la repetición de la Toráh debe
ser una prioridad que implica tiempo, compromiso y esfuerzo. ¡Con razón la Escritura declara
que el respeto a Yahwéh es el principio del conocimiento.
1.Instrucciones claves para evaluar nuestras acciones
¿Hasta qué punto está mi mente consciente de las verdades espirituales para que mis
acciones y reacciones como padre o hijo responsable muestren a las demás personas que
he sido verdaderamente transformado? Efesios 6:1-4
Es necesario que los padres dediquen tiempo a dialogar con sus hijos. Cuando el diálogo no
existe, todos los miembros de la familia se verán afectados. Un ejemplo de un diálogo infructífero
podría ser el que exponemos a continuación: “La madre y la hija se propusieron entrar en un
intenso diálogo para intentar encontrar una solución y establecer así un acuerdo con el objetivo de
mejorar la relación entre ambas. Cuando llegó el momento, la conversación tuvo un giro en una
sola dirección: la madre no dejó que su hija hablara una palabra”.
Una conversación caldeada de insultos, de críticas ofensivas y de intimidación no
conducirá a un buen ambiente familiar; por el contrario, podría despertar el enojo, la
desesperación y el resentimiento en los miembros de la familia.
Un diálogo constructivo es aquel en el que se desarrolla una plática entre dos o más personas,
que alternativamente manifiestan sus ideas o afectos. En un diálogo constructivo se exponen las
ideas o afectos de modo alternativo para intercambiar posturas. En ese sentido, un diálogo es
también una discusión o contacto que surge con el propósito de lograr un acuerdo. Los padres
tienen la responsabilidad de fomentar diálogos exitosos e instructivos en una actitud correcta y
un fundamento escriturar firme.
1.¡Cuidado con el excesivo trabajo que acaba con la espiritualidad familiar!
¿Cuál sería su aportación edificante para darle más sentido espiritual a la declaración que
hace el salmista en el Salmo 127?
Hay muchas bendiciones hermosas en las Escrituras para cada familia de la tierra; en especial,
para aquellos padres que se preocupan en llevar a sus hijos a conocer las bendiciones que el
Creador a brindado para los que le obedecen. Nadie pone en duda que en el siglo 21 nuestros
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hijos están siendo rodeados y bombardeados por muchas situaciones difíciles en las que, a no ser
que los padres reconozcan que es Yahwéh el que edifica la casa, los hijos serían fácil presa de
estas graves amenazas.
La expresión que usa el salmista, “…ustedes que trabajan por el pan que comen”, es una
continuidad de Génesis 3:17 donde se le dijo a la primera pareja con “dolor comerás”. Esta frase
enfatiza las ansiedades humanas más allá de los límites establecidos por Yahwéh lo que ocasiona
que aquellos padres que alargan la jornada de sus trabajos van conduciendo a su familia a los
más áridos desiertos donde la vida espiritual sufre reveses. El trabajo excesivo agota las energías
espirituales.
La pérdida de los valores morales y espirituales no está relacionado con las drogas u otras
acciones de índole mundanal, sino a la desconexión a las que tanto padres como madres han
caído al ausentarse con frecuencia de los templos. Esta acción los lleva a perder su fortaleza
espiritual por lo que no pueden enfrentar con valor el desánimo que se apodera de sus hijos
cuando los quieren conducir a la casa de Yahwéh. La adoración en unidad familiar provechosa
viene como resultado de Yahwéh haber edificado su casa.
4. Padres e hijos marcando una generación
¿Qué razones se establecen para dar importancia a la enseñanza de la Toráh a nuestros
hijos? Proverbios 22:6
Cuando nuestros hijos aprendan a valorizar por sí solos los mandamientos de la Toráh de
Yahwéh la cuales se relacionan con ellos, entonces se ocuparán de convertirlo en el director y
guía de sus vidas. Aquellos hijos que crecen en un entorno donde se comenta y se enseña la
Toráh de Yahwéh diariamente, serán los futuros padres que mantendrán a sus hijos en el orden
divino. La enseñanza que el sabio hebreo compartió con sus contemporáneos todavía sigue
siendo una realidad.
En la actualidad, son muchos los hijos reciben información que discrepa o se aparta de la
recibida de sus padres. Solo los hijos que han recibido una instrucción sólida podrán
sobreponerse a los pensamientos que los llevan a querer actuar en contra de la voluntad divina.
Lo que muchos hijos pasan por alto es que la búsqueda de la sabiduría comienza con una actitud
de sumisión reverente a Yahwéh y a los padres que le trajeron a este mundo. El corazón de un
niño que fue programado con valores sabios por sus padres habrá de generar pensamientos y
conductas que lo mantendrán firme en los caminos de Yahwéh.
5.En su ministerio público, Yahshúa nos enseñó a valorar a los niños
Lea Marcos 10:13-16 para que capte el sentido que tenía Yahshúa de los niños.
Lo que pareció para los discípulos ser una molestia cuando los padres presentaban a sus hijos a
Yahshúa para que los tocase y los bendijera, se convirtió en una oportunidad para enseñarles a
todos la importancia y el valor de bendecir a nuestros niños. La famosa frase dejen que los niños
vengan a mí y no se lo impidan; porque de los tales es el reino de Elohim (Marcos 10:14), vino a ser
una declaración en cuanto a que los niños merecen prioridad sobre otros intereses. ¡Cuántos
personas, como los discípulos, piensan que los niños molestan cuando en realidad nuestro
Salvador ordenó que los dejaran llegar a Él para poderlos abrazar y bendecir!
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Es nuestra la responsabilidad la de instruir a nuestros niños en cuanto a lo importante que son
en su marcha hacia el reino. Ellos tienen cinco necesidades emocionales básicas. Primero,
sentirse respetados; segundo, sentirse aceptados; tercero, sentirse seguros; cuarto, sentirse
importantes y; quinto, sentirse incluidos. Un descuido de nuestra parte puede producir en ellos
sentimientos de insuficiencia, ansiedad y depresión. Nuestro esfuerzo es recompensado cuando
dedicamos tiempo a instruir a nuestros hijos lo que los hará sentirse valorados.
Todos podemos marcar una diferencia en la vida de nuestros hijos si cumplimos con la
encomienda que Yahwéh: Grábate en la mente estas instrucciones que te encargo hoy. Incúlcaselas
a tus hijos. Recítalas cuando estés en tu casa y cuando estés de viaje, cuando te acuestes y cuando te
levantes. (Deuteronomio 6:6, 7)
6. La enseñanza de una madre y una abuela que dejó huellas
¿Cuál ha sido el ejemplo más importante en cuanto a una madre y una abuela enseñarle la
Torah a su hijo? 2 Timoteo 1:5; 3:15
Eunice estaba casada con un hombre que no practicaba la fe hebrea. Sin embargo, esto no le
impidió enseñarle a su hijo Timoteo las enseñanzas de la Toráh que llevaba desde sus entrañas.
Hizo de su hogar la base o el fundamento para que Timoteo se convirtiera luego en un buen
obrero que trazó bien la Palabra de verdad. Sí, en su casa, con la ayuda de Loida, echó el cimiento
de la fe de su hijo, dejándonos un hermoso ejemplo que, es desde el hogar donde el temor hacia
Yahwéh debe comenzar.
Su extraordinaria labor es reconocida por Saulo, y en su consejo al joven pastor le dice: “Persiste
en lo que has aprendido desde la niñez…”, queriéndole decir: “no dejes que las influencias de la
mentira, la falta de fe, la ausencia de los valores éticos y morales socaven los cimientos del temor
de Yahwéh”. Ese debe ser el ejemplo a seguir para las madres y abuelas de hoy. El consejo de ellas
es de mucha importancia para tener un ministerio de poder y autoridad. Las palabras de una
madre y de una abuela temerosa de Yahwéh llegan al corazón como el agua fría sacia nuestra sed.
Son sus palabras las que nos aconsejan a no tomar el camino que destruye el ministerio y a no
pervertir el derecho de los afligidos. Sus consejos nos orientan a abrir nuestras bocas en justicia
por aquellos que han sido discriminados u oprimidos y a defender la causa del pobre y del
menesteroso. (Proverbios 31:1-9)
Poniendo en práctica lo aprendido
La tarea realizada por Loida y Eunice en el desarrollo espiritual de Timoteo es un buen ejemplo
de cómo lo enseñado en su niñez dio frutos agradables. Padres y madres de la presente era, no
dejen de enseñarles a sus hijos e hijas el buen camino. Es posible que algunos han hecho caso
omiso al consejo, pero recuerde que la Palabra de Yahwéh nunca torna a Él vacía. Pronto Yahwéh
los traerá al rebaño con cuerdas de amor y celebraremos su regreso en el nombre del que dio su
vida por ellos. Confiemos en Él y Él hará. Shalom.
Lección preparada por el Min. Carlos Alemán Cotto

 

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