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Esta é a vida eterna: que te conheçam, o único Elohim verdadeiro, e a Yeshua o Messias, a quem enviaste. JOÃO 17:3
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ROMANOS 8:26

ROMANOS 8:26

Seguidamente el autor de ese estudio escribe lo siguiente:

El Espíritu Santo ayuda, nos ayuda como una persona no como una fuerza, no se habla de que nos ayuda como un abre latas eléctrico o algo parecido, es algo más que una fuerza potencial, es una ayuda de consejo, de consolación. La ayuda del Espíritu no es impersonal, de una cosa, es personal. En Romanos 8:26 dice: “Y de igual manera el Espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, pues qué hemos de pedir como conviene, no lo sabemos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con gemidos indecibles”. Estamos hablando de una persona no de una fuerza impersonal.

Ese argumento es falso y diabólico, ese autor trinitario cita el pasaje de Pablo en Romanos 8:26, pero resulta que en ese pasaje PABLO NO SE REFERÍA AL ESPÍRITU SANTO, SINO A JESUCRISTO. Para empezar, el texto no dice “el espíritu santo”, sino que Pablo utiliza la expresión “el espíritu”, y este espíritu nos ayuda en nuestra debilidad, y además INTERCEDE POR LOS CRISTIANOS.

El ignorante hereje trinitario que ha escrito esa basura de estudio pasa por alto que Pablo llamó a Jesús “ESPÍRITU vivificante”, vamos a leerlo:

Así también está escrito:  Fue hecho el primer hombre Adán alma viviente;  el postrer Adán,  espíritu vivificante. (1Co.15:45).

El último Adán es Jesús, él es un espíritu que da vida. Y en el Apocalipsis Jesús también es llamado un montón de veces “el espíritu” (Ap.2:7, 11, 17, 29, 3:6, 13, 22), ya que fue Jesús quien dio esos mensajes a las siete iglesias. El espíritu santo no dio ningún mensaje a las siete iglesias, fue solamente Jesucristo, el espíritu.

Es Jesucristo quien nos ayuda en nuestra debilidad, y nos fortalece (Filp.4:13).

Es Jesucristo quien intercede por nosotros en el cielo, ante el Padre:

¿Quién es el que condenará?  Cristo es el que murió;  más aun,  el que también resucitó,  el que además está a la diestra de Dios,  el que también intercede por nosotros. (Ro.8:34).

Solo Jesucristo es nuestro abogado en el cielo que intercede por los suyos, por su Iglesia (1Juan 2:1).

Esa doctrina trinitaria de que el espíritu santo es una tercera persona divina que intercede por nosotros en el cielo es una de las mayores mentiras del diablo. En la Biblia jamás se enseña que el espíritu santo interceda por los cristianos, esta labor de intercesión o abogacía la hace solamente el Hijo de Dios, Jesucristo, nunca el espíritu santo.

Tito Martinez

 

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