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LA NAVIDAD ¿Fiesta pagana o cristiana?

LA NAVIDAD ¿Fiesta pagana o
cristiana?
¿Dónde se originó la costumbre de celebrar la Navidad? ¿Tiene su fundamento en la
Biblia, o en el paganismo? ¡He aquí algunas verdades sorprendentes! ¿Qué sabe usfed
sobre el origen del árbol de Navidad, de “Papá Noel” y del intercambio de regalos o
aguinaldos?
por Herbert W. Armstrong
RA NOCHK BUENA. Los niños habían hecho el pesebre y esperaban ansiosos la venida de
Papá Noel, cargado de regalos. Al amanecer del día 25 de diciembre, encontraron
multitud de paquetes, juguetes y dulces debajo, de un flamante árbol de navidad. Sus
padres les aseguraban que todo aquello lo había traído Papá Noel durante la noche
mientras todos dormían.
¿Acaso dudaban los niños de lo que sus padres decían? ¡Claro que no! Lo daban
por hecho. ¿A usted no le sucedió lo mismo?
Muy pocos se han detenido a pensar por que creen lo que creen, por qué observan
determinadas costumbres. La mayoría de nosotros aprendimos a aceptar todo sin vacilar.
¿Por qué?
Tenemos la tendencia a hacer lo mismo que hacen los demás aunque ellos estén
equivocados. Las ovejas siguen el rebaño hasta el degolladero. Pero los humanos deben
fijarse hacia dónde van.
¿Cuál fue el origen de la Navidad?
¿Es la Navidad realmente la celebración del nacimiento de Jesucristo? ¿Nació Jesús
el 25 de diciembre?
¿Por qué es época de intercambiar regalos con nuestros parientes y amistades?
¿Tiene esta costumbre su origen en los reyes magos, quienes le presentaron
obsequios al niño Jesús? Las respuestas nos pueden sorprender.
La mayoría de las personas “suponen” muchas cosas acerca de la Navidad . . .
cosas que realmente no son verdad. Pero no “supongamos” nada, sino que busquemos los
hechos.
Lo que dicen las enciclopedias.
La palabra “Navidad” es una contracción de “natividad” que significa natalicio. Esta
fiesta se originó en la Iglesia Católica y de allí se extendió al protestantismo y al resto del
mundo.
Ahora bien, ¿de dónde la sacó la Iglesia Católica? No fue del Nuevo Testamento.
No fue de la Biblia ni de los apóstoles quienes habían recibido instrucciones personales de
Jesucristo. La Navidad se introdujo en la Iglesia del siglo cuarto, proveniente del paganismo.
Puesto que la celebración de la Navidad fue introducida al mundo por la Iglesia
Católica Romana, y no tiene otra autoridad que la de ella, veamos lo que dice al respecto la
Enciclopedia Católica (edición de 1911):
E
“La Navidad no estaba incluida entre las primeras festividades de la Iglesia… los
primeros indicios de la fiesta provienen de Egipto”. “Las costumbres paganas que giraban
alrededor de las calendas de enero, se centraron en la fiesta de la Navidad”.
En la misma enciclopedia bajo “Día Natal”, encontramos que Orígenes, uno de los
padres de la iglesia, reconoció la siguiente verdad: “… No vemos en las Escrituras que
nadie haya guardado fiesta ni celebrado un gran banquete el día de su natalicio. Sólo los
pecadores [como Faraón y Herodes] celebran con gran regocijo el día en que nacieron en
este mundo” (el énfasis es nuestro).
La Enciclopedia Británica, edición de 1946, dice: La Navidad no se contaba entre
las antiguas festividades de la iglesia…”. No fue instituida por Jesucristo ni por los
apóstoles, ni por autoridad bíblica. Fue tomada más tarde del paganismo.
La Enciclopedia Americana, edición de 1944, dice: “La Navidad… De acuerdo con
muchas autoridades no se celebró en los primeros siglos de la iglesia cristiana, ya que la
costumbre del cristianismo en general era celebrar no el natalicio sino la muerte de las
personas importantes. [La “Comunión” instituida por autoridad bíblica en el Nuevo
Testamento, es una conmemoración de la muerte de Cristo]… En memoria de este
acontecimiento [el nacimiento de Cristo] se instituyó una fiesta en el siglo cuarto. En el siglo
quinto, la Iglesia Occidental dio orden de que fuese celebrada para siempre, en el mismo
día de la antigua festividad romana en honor del nacimiento del Sol, ya que no se conocía la
fecha exacta del nacimiento de Cristo”.
Tomemos nota. Estas autoridades históricas reconocidas demuestran que durante
los primeros dos o tres siglos de nuestra era, los cristianos no celebraban la Navidad.
Esta fiesta fue introducida en la Iglesia Romana en el siglo cuarto de nuestra era, ¡y sólo
en el siglo quinto se constituyó como fiesta obligatoria y oficialmente cristiana!
Jesús no nació el 2 5 de diciembre.
¡Jesucristo ni siquiera nació el 25 de diciembre! Cuando Cristo nació, “Había
pastores en la misma región, que velaban y guardaban las vigilias de la noche sobre su
rebaño” (Lucas 2:8). Esto jamás pudo haber acontecido en Judea en el mes de diciembre.
Los pastores traían sus rebaños de los campos y los encerraban a más tardar el 15 de
octubre, para protegerlos de la estación fría y lluviosa que entonces empezaba. La Biblia
misma prueba, en Cantares 2:11 y Ezra 10:9, 13, que el invierno era época de lluvias, lo
cual hacía imposible que los pastores permanecieran en el campo con sus rebaños de
noche. “Era una antigua costumbre de los judíos de aquellos tiempos, sacar sus rebaños a
los campos y desiertos, alrededor de la Pascua (a principios de la primavera), y traerlos
nuevamente a casa al comenzar las primeras lluvias”, (Adam Clarke Commentary,
[Comentario de Adam Clarke], vol. 5, pág. 370, ed. New York).
A continuación, la misma autoridad declara: “Los pastores vigilaban sus rebaños día
y noche mientras permanecían fuera. Puesto que la primera lluvia caía a principios del mes
de marjestuvan, que corresponde a parte de los meses de octubre y noviembre [comienza
en octubre] vemos que los rebaños permanecían en el campo todo el verano. Ahora bien,
según el relato bíblico, los pastores aún no habían recogido sus rebaños, lo que hace
presumir que el mes de octubre no había comenzado aún, y que por lo tanto, nuestro Señor
no nació el 25 de diciembre, cuando no había rebaños en los campos; tampoco pudo haber
nacido después del mes de septiembre, ya que los rebaños estaban en el campo de noche.
Con esto, debemos descartar la natividad en diciembre. El pastoreo nocturno de los rebaños
en los campos es un hecho cronológico. . . Ver las citas de los talmudistas en Light-foot”.
Cualquier enciclopedia o cualquier otra autoridad, nos puede decir que Cristo no
nació el 25 de diciembre. La Enciclopedia Católica lo dice claramente.
La fecha exacta del nacimiento de Jesucristo es totalmente desconocida. Esto lo
reconocen todas las autoridades. La falta de espacio nos impide en esta publicación
mostrar algunas escrituras indicativas de que este acontecimiento sucedió a principios de
otoño, probablemente en el mes de septiembre, alrededor de seis meses después de la
Pascua.
Si Dios hubiera querido que guardáramos y celebráramos el cumpleaños de Cristo,
no habría ocultado completamente la fecha.
Como se introdujo esta costumbre pagana en la Iglesia.
¿Como pudo introducirse en el mundo cristiano occidental esta fiesta pagana?
The New Schaff-Herzog Enciclopedia of Religious Knowledge lo explica claramente en su
artículo sobre la Navidad: “No puede determinarse con precisión hasta qué punto la fecha
de la festividad dependió de la pagana Brumalia (25 de diciembre), que seguía a la Saturnalia (diciembre 17-24), y celebraba el día más corto del año y el nuevo Sol… Las
festividades paganas, Saturnalia y Brumalia, estaban demasiado arraigadas en las
costumbres populares para darle paso a la influencia cristiana… La festividad pagana con su
alboroto y holgorio gustaba tanto, que los cristianos vieron con agrado una excusa para
continuar celebrándola sin mayores cambios en el espíritu y la forma. Predicadores
cristianos de Occidente y del Oriente Cercano protestaron contra la frivolidad indecorosa
con que se celebraba el nacimiento de Cristo, mientras los cristianos de Mesopotamia
acusaban a sus hermanos occidentales de idolatría y de culto al Sol por aceptar como cristiana
esta festividad pagana”.
Recuérdese que el mundo romano había sido pagano. Antes del siglo cuarto, los
cristianos eran pocos, aunque aumentaban, y eran perseguidos por el Gobierno y los
paganos. Pero con el advenimiento del emperador Constantino, quien en el siglo cuarto se
declaró cristiano y puso el cristianismo en pie de igualdad con el paganismo, el mundo
romano comenzó a aceptar este cristianismo populachero y los nuevos adeptos sumaron
centenares de miles.
Pero la gente había sido educada en las costumbres paganas, siendo la principal
aquella fiesta idólatra del 25 de diciembre. Era una fiesta de alegría con un espíritu especial.
¡Gustaba al pueblo! ¡No querían suprimirla! Este mismo artículo de The New Schaff-Herzog
Encyclopedia of Religious Know-ledge explica cómo el reconocimiento del día domingo por
parte de Constantino, día en que antes los paganos adoraban al Sol, y cómo la influencia
del maniqueísmo pagano que identificaba al Hijo de Dios con el Sol, dio motivo a estos
paganos del siglo cuarto, ahora convertidos en masa al cristianismo, para acomodarle a su
fiesta pagana del 25 de diciembre (día del nacimiento del dios Sol) el titulo de día del nacimiento del Hijo de Dios.
¡Y así fue como la “navidad” se introdujo en nuestro mundo occidental! Aunque le
llamemos de otra forma, sigue siendo la misma fiesta pagana de culto al Sol. Sólo ha
cambiado el nombre. Podernos llamar “león” a una liebre, pero sigue siendo una liebre.
La Enciclopedia Británica dice: “A partir del año de 354, algunos latinos pudieron
haber trasladado la fecha de enero 6 a diciembre 25, fiesta mitraíca… o nacimiento del
invencible Sol… Los sirios y los armenios, aferrándose a la fecha del 6 de enero, acusaban a los
romanos de idólatras y adoradores del Sol, sosteniendoQ que la fiesta del 25 de diciembre había
sido inventada por los discípulos de Cerinto…”
El verdadero origen de la Navidad.
Sabemos, pues, que la Navidad llegó al mundo por la Iglesia Católica, y que ella la
obtuvo del paganismo. Ahora bien, ¿de dónde la sacaron los paganos? ¿Cuál es su verdadero
origen?
La Navidad es la principal tradición del sistema corrupto llamado Babilonia y denunciado
en todas las profecías y enseñanzas bíblicas. ¡Su origen está en la antigua Babilonia de
Nimrod! Sí, ¡sus raíces datan de épocas inmediatamente posteriores al diluvio!
Nimrod, nieto de Cam, hijo de Noé, fue el verdadero fundador del sistema babilónico,
sistema de la competencia organizada, de imperios y gobiernos humanos basados en el sistema
económico del lucro, que se ha apoderado del mundo desde entonces. Nimrod construyó la
Torre de Babel, la Babilonia original, Nínive y muchas otras ciudades. Organizó el primer reino
de este mundo. El nombre Nimrod se deriva del hebreo “Marad”, que significa “él se rebeló”.
De antiguos escritos aprendemos que este hombre fue quien comenzó la gran apostasía
mundial organizada que ha dominado al mundo desde tiempos inmemoriales hasta ahora.
Nimrod era tan malvado, que se casó con su propia madre, llamada Semíramis. Muerto prematuramente, su llamada madre-esposa, Semíramis, propagó la doctrina maligna de la
supervivencia de Nimrod como ser espiritual. Sostenía que un gran árbol (un pino) surgió
de la noche a la mañana de una cepa muerta, lo cual simbolizaba el nacimiento de Nimrod
a una nueva vida. Ella declaró que en cada aniversario de su natalicio, Nimrod dejaría
regalos sobre el árbol, La fecha de su nacimiento era el 25 de diciembre. He aquí el
origen del árbol de Navidad.
Con patrañas y designios, Semíramis se convirtió en la “Reina del Cielo”. Después
de varias generaciones de esta adoración idólatra, Nimrod también se tornó en el falso
Mesías, hijo de Baal, el dios del Sol. En este falso sistema babilónico “la Madre y el Hijo”
(Semíramis y Nimrod nacido nuevamente) se convirtieron en los principales objetos de
adoración. Esta veneración de “la Madre y el Hijo” se extendió por todo el mundo, variando
los nombres según los países y lenguas. En Egipto se llamaban Isis y Osiris. En Asia,
Cibeles y Deois. En Roma, Fortuna y Jupiterpuer. ¡Aún en Grecia, China, Japón y Tibet
encontramos el equivalente de la Madona, mucho antes del nacimiento de Jesucristo!
Así fue como en los siglos cuarto y quinto, mientras los paganos del mundo romano
se convertían en masa al “cristianismo”, llevando consigo sus antiguas creencias y
costumbres paganas y disimulándolas bajo nombres cristianos, se popularizó también la idea de
“la Madre y el Hijo”, especialmente en época de Navidad. Las tarjetas de Navidad, los
villancicos y escenas del pesebre, repiten este popular tema.
Nosotros que fuimos criados en este mundo babilónico, que hemos escuchado y
aceptado estas cosas durante toda la vida, hemos aprendido a venerarlas como algo
sagrado. Jamás dudamos. Jamás nos detuvimos a investigar si estas costumbres tienen su
origen en la Biblia o en la idolatría pagana.
Nos asombramos al conocer la verdad, y desgraciadamente, hay quienes se ofenden
ante la verdad escueta. Pero Dios ordena a sus ministros fieles: “Clama a voz en cuello, no te
detengas; alza tu voz como trompeta, y anuncia a mi pueblo su rebelión” (Isaías 58:1).
¡El verdadero origen de la Navidad está en la antigua Babilonia y está envuelta en la
apostasía organizada que ha tenido engañado al mundo desde hace tantos siglos! En Egipto
siempre se creyó que el hijo de Isis (nombre egipcio de la “Reina del Cielo”) nació el 25 de
diciembre. Los paganos celebraron esta fecha en todo el mundo conocido durante siglos
antes del nacimiento de Jesucristo.
Jesús, el verdadero Mesías, no nació el 25 de diciembre. Los apóstoles y la Iglesia
primitiva jamás celebraron el natalicio de Cristo en esa fecha ni en ninguna otra. No existe en la
Biblia ningún mandato ni instrucciones para hacerlo. Pero sí existe un mandato de
observar, no celebrar la fecha de su muerte (1 Corintios 11:24-26; Juan 13:14-17),
Así es como “los Misterios Caldeos” idólatras y paganos, inventados por la mujer de
Nimrod, nos fueron legados con nuevos nombres cristianos a través de las religiones
paganas.
Otras costumbres paganas.
Además de las tradicionales costumbres navideñas de nuestros pueblos, cada año
importamos otras que con ser de origen pagano logran una acogida entusiasta. La “flor de
Navidad” y el madero que se enciende en la chimenea, son “reliquias de épocas precristianas” según la Enciclopedia Americana. La corona verde que adorna las puertas de
tantos hogares, es igualmente pagana. De ella dice Frederick J. Haskins en su libro
Answers to Questions (“Respuestas a algunas preguntas”): “se remonta a las costumbres
paganas de adornar edificios y lugares de adoración para la festividad que se .celebraba al
mismo tiempo de la Navidad. El árbol de Navidad viene de Egipto y su origen es anterior a la
era navideña”. Aun las velas, símbolo tradicional de la Navidad, son una vieja costumbre
pagana, pues se encendían al ocaso para reanimar al dios-sol cuando éste se extinguía
para darle paso a la noche.
También Papá Noel.
Pero imposible que Papá Noel, viejito tan querido de todos, sea de origen pagano.
Sí es, y su verdadero carácter no tiene nada de bondadoso. “Papá Noel” o “Santa Claus”,
es el mismo “San Nicolás”, obispo católico del siglo V. La Enciclopedia Británica, vol. 19,
páginas 648-649, Ha. edición, dice: “San Nicolás, obispo de Myra, santo venerado por los
griegos y los latinos el 6 de diciembre… Se dice que una leyenda según la cual regaló
subrepticiamente dotes a las tres hijas de un pobre ciudadano… dio origen a la costumbre de
obsequiar regalos en secreto la víspera del día de San Nicolás, [diciembre 6], fecha que
después se trasladó al día de Navidad. De allí la asociación de la Navidad y Santa Claus”.
Los padres castigan a sus niños por decir mentiras, pero al llegar la Navidad, ¡ellos
mismos se encargan de contarles la mentira de “Papá Noel” “Los Reyes Magos” o del “Niño
Dios”! Entonces, ¿por qué nos extraña que al llegar a adultos, también crean que Dios es un
mito?
Un pequeño, sintiéndose tristemente desilusionado al conocer la verdad, le comentó
a un amiguito, “Sí, ¡y también me voy a informar acerca del tal Jesucristo!”
¿Es cristiano enseñarles a los niños mitos y mentiras? Dios dice: “No levantarás
falso testimonio”. Aunque a la mente humana le parezca bien, Dios también dice: “Hay camino
que al hombre le parece derecho; pero su fin es caminos de muerte” (Proverbios 14:12).
Estudiados los hechos, pues, vemos con asombro que la costumbre de celebrar la
Navidad no es costumbre realmente cristiana sino pagana. Y ello constituye uno de los caminos
de Babilonia en que el mundo ha caído.
Lo que dice la Biblia acerca del árbol de Navidad.
Pero si la Biblia no ordena para nada observar esta festividad, ¡sí dice algo con
respecto al árbol de Navidad! Muchos se sorprenderán ante lo siguiente.
“Así dijo el Eterno: No aprendáis el camino de las naciones… Porque las costumbres
de los pueblos son vanidad; porque leño del bosque cortaron, obra de manos de artífice
con buril. Con plata y oro lo adornan; con clavos y martillo lo afirman para que no se
mueva.” (Jeremías 10:2-6).
He aquí una descripción perfecta del árbol de navidad, “costumbre de los pueblos”.
Él nos ordena no seguir esta costumbre, la cual en este pasaje también se tacha de
idolatría. El versículo 5 demuestra que estos árboles no pueden hablar, ni andar y deben
ser llevados. “No tengáis temor de ellos, porque ni pueden hacer mal, ni para hacer el
bien tienen poder”. No son dioses para temerles. Algunas personas sostienen
equivocadamente que según esto, no es malo tener un árbol de Navidad, ¡pero eso no es
lo que dice este pasaje!
¿Es bíblico el intercambio de regalos?
Al llegar a este punto culminante de todo lo que se refiere a la observancia de la
Navidad, muchos exclamarán triunfalmente, ¡para esto si tenemos autorización bíblica!
¿Acaso no recibió Jesucristo al nacer, regalos de los reyes magos?
Otra vez, la verdad nos ha de sorprender. Primero, veamos el origen histórico de la
costumbre de dar aguinaldos para después ver qué nos dice la Biblia al respecto.
Citamos lo siguiente de la Bibliotheca Sacra, vol. 12, páginas 153-155: “El intercambio
de regalos entre amigos es característico tanto de la Navidad como de la Saturnalia, y debió
ser tomado por los cristianos de los paganos, como lo demuestra claramente la
amonestación de Tertuliano”.
La verdad es que la popular costumbre de intercambiar regalos en la época navideña,
no tiene absolutamente nada de cristiano. Aunque nos parezca extraño, ¡ello no honra a
Jesucristo ni su nacimiento! Supongamos que alguna persona que usted estima está de
cumpleaños. ¿Lo honraría usted comprando cantidades de regalos para todos los demás
parientes y amigos, haciendo caso omiso de la persona a quien desea honrar? ¿No le
parece absurdo desde este punto de vista?
Sin embargo, esto es precisamente lo que hace la gente en todo el mundo. Honran
un día en que Cristo no nació, gastando todo el dinero que logran reunir para obsequiar
regalos a sus parientes y amigos. Pero años de experiencia nos enseñan que los
cristianos profesos suelen olvidarse de dar algo a Cristo y a su causa en el mes de
diciembre. El mes de diciembre suele ser el mes que más sufre la Obra de Dios. Las
personas están demasiado ocupadas intercambiando aguinaldos para acordarse de Él.
Después, durante enero y aun febrero necesitan recuperar todo lo que gastaron en
Navidad, de modo que no vuelven a la normalidad hasta marzo.
Veamos lo que dice la Biblia en Mateo 2:1-11 respecto a los regalos que llevaron los
reyes magos cuando nació Jesucristo. “Cuando Jesús nació en Belén de Judea en días del
rey Heredes, vinieron del oriente a Jerusalén unos magos diciendo: ¿Dónde está el rey de
los judíos?… Y al entrar en la casa, vieron al niño con su madre María, y postrándose, lo
adoraron; y abriendo sus tesoros, le ofrecieron presentes: oro, incienso y mirra”.
¿Por qué le llevaron regalos a Cristo?
Ellos preguntaron por el niño Jesús, nacido rey de los judíos. ¿Por qué le llevaban
regalos? ¿Por ser su cumpleaños? De ninguna manera, ya que ellos llegaron varios días o
semanas después de su nacimiento. Entonces, ¿era para darnos ejemplo? ¡No! tomemos
nota. Dice: “… Le ofrecieron presentes”, a Él, a Cristo. ¡Ellos no intercambiaron regalos
con los demás!
¿Por qué? El Adam Clarke Commentary, vol. 5, página 46 dice: “Versículo 11. (le
ofrecieron presentes) En el oriente no se entra a la presencia de reyes y grandes
personajes con las manos vacías. Esta costumbre es señalada con frecuencia en el
Antiguo Testamento y aún persiste en el Oriente y en algunas islas recién descubiertas de
los mares del Sur”.
Los reyes magos ¡no estaban instituyendo una nueva costumbre cristiana de
intercambiar regalos para honrar el nacimiento de Jesucristo! Actuaron de acuerdo con
una antigua costumbre oriental que consistía en llevar regalos al presentarse ante un rey.
Ellos llegaron en persona ante la presencia del rey de los judíos. Por tanto, llevaron obsequios de la manera que los llevó la reina de Sabá a Salomón, y así como hoy los llevan
quienes visitan a un jefe de Estado.
No, la costumbre de dar aguinaldos no tiene nada que ver con este incidente
registrado en las Escrituras, sino que es la continuación de una antigua costumbre
pagana. En vez de honrar a Cristo, lo que hace es atrasar su obra cada año en la época
navideña.
¿Honra a Cristo realmente?
Ahora veamos el argumento utilizado con frecuencia para justificar la observancia
de !a Navidad.
Hay quienes insisten en que a pesar de tener sus raíces en una costumbre
pagana, ahora no se observa la Navidad para honrar a un falso dios, el dios-sol, sino para
honrar a Jesucristo.
¿Qué nos dice la Palabra de Dios al respecto? ” …ten cuidado que no caigas en un
lazo, siguiendo en pos de ellas [las naciones que habitaban en la Tierra Prometida]…; y
que no inquieras respecto de sus dioses, diciendo: ¿Cómo servían estas naciones a sus
dioses? pues así haré yo también. No lo harás así con el Eterno tu Dios; porque toda
suerte de abominaciones, las cuales aborrece el Eterno, han hecho ellos en culto a sus
dioses” (Deuteronomio 12:30-31, Versión Moderna).
Dios nos dice claramente en sus instrucciones para nosotros que no aceptará esta
clase de culto aunque sea con la intención de honrarlo. Él nos dice que eso es
abominable, y por tanto no lo honra a Él sino a los falsos dioses paganos. Dios no nos dice
“honrarlo como nos dicta nuestra propia conciencia”. Jesucristo dijo claramente: “Dios es
Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que le adoren” (Juan
4:24). ¿Qué es verdad’ El mismo Jesús dijo que su Palabra, la Santa Biblia, es verdad
(Juan 17:17). Y la Biblia dice que Dios no aceptará el culto de personas que toman una
costumbre pagana para adorarlo, queriendo honrar así a Cristo.
De nuevo, Jesús dijo: “Pues, en vano me honran, enseñando como doctrinas,
mandamientos de hombres” (Mateo 15:9). La observancia de la Navidad es un mandamiento
de hombres, y esto lo ha prohibido Dios. Jesucristo dijo además: “Así habéis invalidado el
mandamiento de Dios por vuestra tradición” (Mateo 15:6).
Esto es precisamente lo que hoy están haciendo millones de personas. Están desechando
el mandamiento de Dios. Su mandamiento con respecto a la utilización de costumbres paganas
para honrar o adorar a Dios, dice: “No lo harás así con el Eterno tu Dios”. Sin embargo, la
mayoría toman a la ligera este mandamiento y lo invalidan siguiendo la tradición de los
hombres al observar la Navidad.
¡No nos equivoquemos! Dios permite la desobediencia. Él nos permite seguir las
costumbres de los hombres y pecar. Pero también nos advierte que habrá un día de juicio.
¡Lo que sembramos también segaremos! Jesucristo fue la Palabra de Dios viviente en
persona, y la Biblia es la Palabra de Dios escrita. ¡Por esas palabras seremos juzgados para
toda la eternidad! No debemos hacer caso omiso de ellas, ni tomarlas a la ligera.
Estamos en Babilonia sin saberlo.
La Navidad se ha convertido en una fiesta comercial, sostenida por las más
grandes compañías y campañas publicitarias. En muchos almacenes vemos a un “Papá
Noel” disfrazado. Los anuncios publicitarios nos mantienen engañados sobre el “espíritu
navideño”. Los diarios que publican estos anuncios también publican editoriales “cursis” en
que exaltan la festividad pagana y su “espíritu”. La gente crédula está tan convencida, que
muchos se ofenden al conocer la verdad. Pero el “espíritu de Navidad” lo imponen todos
los años no para honrar a Cristo, ¡sino para vender mercancías! Así como todo lo que
hace Satanás, la Navidad se presenta como “ángel de luz”, algo aparentemente bueno.
Todos los años se derrochan miles de millones en compras, mientras la causa de Cristo
sufre por ello, ¡Esto es parte del sistema económico de Babilonia!
Nos hemos denominado naciones cristianas, pero sin saberlo estamos realmente en
Babilonia, tal como lo predijo la Biblia. Apocalipsis 18:4 nos advierte: “Salid de ella, pueblo
mío, para que no seáis partícipes de sus pecados, ni recibáis parte de sus plagas”.

IDD Chile

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