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Esta é a vida eterna: que te conheçam, o único Elohim verdadeiro, e a Yeshua o Messias, a quem enviaste. JOÃO 17:3
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Nombre  del Creador

Nombre  del Creador

Es correcto usar el Nombre Propio del Creador, o se deben usar sustitutos? Tomado de Senda Antigua

LOS ORTODOXOS SE LO PIERDEN

 (El Dilema de la Ortodoxia)

Algunas veces la teología de las personas las lleva a encontrarse con infranqueables problemas de lógica y razón. Creo que los hermanos ortodoxos confrontan un problema serio con Isaias 42:8. Lo voy a exponer en forma muy breve:

En Isaias 42:8 el Todopoderoso afirma lo siguiente:

“Aní YHWH, hu shemó, ukhevodí leajér lo-etén…”

“Yo [soy] YHWH, este [es] mi nombre, y mi gloria a otro no-daré…”

Ahora bien, ¿cuál es el problema con eso? Pues el problema con eso es que los Ortodoxos se aferran todavía a la creencia supersticiosa de que es es blasfemo pronunciar y escribir el Nombre Sagrado de nuestro Padre Celestial. Y para poner la Biblia en armonía con su temor supersticioso, han producido las siguientes traducciones del texto de Isaías:

  1. “Yo soy Adonáy, este es mi nombre, y a otro no daré mi gloria…”

  2. “Yo soy el Señor, este es mi nombre, y a otro no daré mi gloria…”

  3. “Yo soy Ha-Shém, este es mi nombre, y a otro no daré mi gloria…”

Y lo triste del caso es que los incautos que siguen a pie juntillas todas las antojadizas e irracionales interpretaciones de los Ortodoxos se han dado ahora a la tarea de eliminar de la faz de la tierra el bendito Nombre de nuestro Padre Celestial, y repiten mecánicamente la misma barbaridad de los Ortodoxos. ¿Y por qué es eso una barbaridad? Porque es una insostenible contradicción. ¿Y por qué es una contradicción? Bueno, pues analice esto:

Primeramente, es claro, y todos lo saben, que el Tetragrama Sagrado se pronuncia Yahwéh, ese es el Nombre del Creador, el Dios Verdadero. Pero si resulta que es malo o blasfemo pronunciar Su Nombre, como afirman sin razonamiento los Ortodoxistas, entonces, para entender el asunto, vamos a remitirnos a las tres maneras ortodoxas de traducir Isaias 42:8:

  1. Si usted acepta la forma #1, “Yo soy Adonay, este es mi nombre,” entonces usted no puede pronunciar el nombre Adonáy porque estaría cayendo en la misma “condenación” de los que pronuncian El Nombre. Ahí lo dice, Adonáy es Su Nombre.

  1. Si usted acepta la forma #2, “Yo soy el Señor, este es mi nombre,” entonces usted no puede pronunciar el nombre el Señor porque estaría cayendo en la misma “condenación” de los que pronuncian El Nombre. Ahí lo dice, el Señor es Su Nombre.

  1. Si usted acepta la forma #3, “Yo soy Ha-Shem, este es mi nombre,” entonces usted no puede pronunciar el nombre Ha-Shem porque estaría cayendo en la misma “condenación” de los que pronuncian El Nombre. Ahí lo dice, Ha-Shem es Su Nombre.

De manera que esto es nada menos que una contradicción circular; palo si boga y palo si no boga. Como quiera que lo ponga, cualquier nombre que usted inserte en Isaias 42:8, caerá en una gran contradicción si se aferra a la idea supersticiosa de que es blasfemo o prohibido pronunciar o escribir el Nombre de nuestro Padre Celestial. Ya he tratado antes lo irracional de las razones que se ofrecen para abstenerse de pronunciar el Nombre Sagrado. Ahora, si usted es “Ortodoxista,” ¿cómo va a resolver usted esta contradicción?

Claro que si usted está entre los que pronuncian libremente el Nombre Sagrado de Yahwéh, entonces tiene un privilegio muy especial, porque el Profeta hebreo Malakiah dijo lo siguiente:

“Entonces los que temían a Yahwéh hablaron cada uno con su compañero, y Yahwéh prestó atención y escuchó. Y fue escrito un libro como memorial delante de él, para los que temen a Yahwéh y para los que toman en cuenta su nombre. En el día que yo preparo, ha dicho Yahwéh de los Ejércitos, ellos serán para mí un especial tesoro.” (Malakí 3:16-17, Reina-Valera Actualizada)

¡Qué hermosa promesa! Y qué hermoso privilegio se pierden los que ocultan Su Nombre, y los que falsifican Su Nombre, y los que substituyen Su Nombre por títulos comunes y sin sentido.

En cambio, para los que “toman en cuenta su nombre” para alabarlo y darlo a conocer, está escrito en el cielo un libro especial que los identifica como “un especial tesoro” para Yahwéh.

De manera que Abraham está en ese Libro, Moisés está en ese Libro, Isaías, Jeremías, Ezekiel, y todos los profetas están en ese Libro; Yeshúa, y todos sus seguidores originales están en ese Libro, porque todos ellos fueron paladines de la Verdad y proclamadores del glorioso Nombre de Yahwéh.

Si los Ortodoxos y los “Ortodoxistas” del día moderno prefieren aferrarse a su tradición supersticiosa de esconder, ocultar, y sustituir el Nombre Sagrado, pues allá ellos; ellos se pierden la bendición.

“Pero yo y mi casa serviremos a Yahwéh.” (Josué 24:15 Texto Hebreo).

Yosef Alvarez

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