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Esta é a vida eterna: que te conheçam, o único Elohim verdadeiro, e a Yeshua o Messias, a quem enviaste. JOÃO 17:3
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Colosenses 2:13,14

Colosenses 2:13,14

Y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne, os dio vida juntamente con él, perdonándoos todos los pecados, anulando el acta de los decretos que había contra nosotros, que nos era contraria, quitándola de en medio y clavándola en la cruz.

Interpretación tradicional: Jesús clavó la ley de Moisés y sus decretos que eran contrarios a los creyentes, incluyendo todas las partes de la ley en Su cruz y, por lo tanto, ya no se pueden aplicar.

Verdadero Entendimiento: Un examen cuidadoso del texto revela que la ley no fue clavada en la cruz, sino más bien la lista escrita de Dios y el registro de todos nuestros pecados y la deuda que teníamos con Él.

Comentario: Jesús clavó nuestros pecados contenidos y escritos por Dios mismo en un certificado celestial en la cruz. Este “certificado de deuda” era contrario a nosotros y en contra nuestra, hasta tal punto que impedía nuestra entrada al cielo. Dios no diría jamás que Su Palabra iba a ser abolida, no existe ningún texto (bien interpretado) que insinúe esto, además no debemos olvidar que si Pablo hubiese querido decir esto tenía que respaldarlo con enseñanzas del Antiguo Testamento en donde en varias ocasiones, entre las que ya leímos algunas anteriormente, dice lo contrario. Es más, según Romanos capítulo 7, Pablo reiteró repetidamente que “la ley es justa, santa y buena”. La Palabra de Dios, nos dice el salmista, en Salmos 119:105 es una lámpara a nuestros pies y lumbrera a nuestro camino ¿cómo iba Jesús a abolir lo que Dios proveyó como luz y lámpara? Nos quedaríamos (a excepción del Espíritu Santo) sin lo único que nos ayuda a evitar tropezar. La ley no ha sido nunca, ni es actualmente, contraria a nuestra espiritualidad necesitando ser abolida. Romanos 7:14 enfatiza que la ley es espiritual y las cosas materiales pasan pero las espirituales [la ley entre ellas] son eternas. Lo que quedó enfático y permanentemente clavado en la estaca fue nuestro “certificado de deuda

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w Strong, James, Op. Cit., p. 23.

x Colosenses 2, Dios Habla Hoy – La Biblia de Estudio, E.U.A, Sociedades Bíblicas Unidas, 1998.

personal”, por nuestro Salvador personal. ¿Por qué iba la Ley viviente (Jesús) a venir a negar y cancelar la ley escrita que Él dio? Es por eso también que ahora podemos decir que ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús (Rom. 8:1a). Ya que los requisitos que exigía la ley, al no poder cumplirlos, nos hicimos acreedores a una deuda impagable, pero al morir Jesús por nuestros pecados, Él saldó o pagó esta deuda que nos era contraria, la quitó de en medio y la clavó en la cruz, pero de ninguna manera clavó en la cruz la ley que como hemos visto es espiritual, santa, justa y buena. Sería imposible que un judío ortodoxo deseara conocer acerca de Jesús si le decimos que Él clavó y anuló lo que constituye la constitución de su país y el legado más importante que tienen como pueblo.

Retomando el ejemplo de “la transgresión vehicular” de la página anterior, lo que hizo tu “abogado” para sacarte de la delegación, no fue tomar el reglamento de tránsito donde se evidenciaban tus faltas y destruirlo, sino tomar las infracciones, que no podíamos pagar, y pagar Él mismo por ellas, haciéndolas nulas, abrogándolas, pero de ninguna manera destrozó el reglamento de transito (la ley) para eliminar nuestra deuda.

Otro posible entendimiento a este versículo, es que Pablo les está escribiendo a gentiles (y a vosotros, estando muertos en pecados y en la incircuncisión de vuestra carne), por lo que ellos jamás pudieron haber sido poseedores de la ley (Torá) ya que esta fue dada a los judíos, por tanto, estos decretos se refieren a los dogmas, mandatos y decretos impuestos por un grupo de judíos (posiblemente de la escuela del Rabino Shamai) que habían establecido para la conversión y para la vida eterna, así que ahora, Jesús clavó estos decretos del gr. dogma palabra que también se traduce en otras partes como edicto, acta o decretow en la cruz, es decir, Él permitió por medio de Su sacrificio en la cruz que la ley y todos aquellos beneficios (véase Efe. 2:11-19 y Rom. 9:4)) que en un principio les fueron dados a los judíos exclusivamente, por haber recibido la Palabra de Dios directamente, estén al alcance de todos, sin importar raza o condición. La traducción de la Biblia Dios Habla Hoy nos ayudará más entender esto:

13Ustedes, en otro tiempo, estaban muertos espiritualmente a causa de sus pecados y por no haberse despojado de su naturaleza pecadora; pero ahora Dios les ha dado vida juntamente con Cristo, en quien nos ha perdonado todos los pecados. 14Dios anuló el documento de deuda que había contra nosotros y que nos obligaba [obligaba a qué, a realizar todo el proceso complejo de conversión]; lo eliminó clavándolo en la cruz.x (corchetes y énfasis añadidos).

Durante la época de Pablo, algunos judíos celosos de su religión y de Dios habían impuestos pesadas cargas (Mt. 23:4) sobre aquellos gentiles que quisieran conocer más del Dios de la Biblia, haciendo de las tradiciones de los hombres mandamientos de Dios (véase Mt. 15:3,6,9; Efe. 2:15) provocando que muchos se desanimasen y alejasen, y otros de plano rechazaran todo tipo de contacto con judíos. Tal vez en algunos, el principio de imponer estas cargas o requisitos era bueno: conocer quien realmente tenía interés en Dios y dejaba atrás sus costumbres contrarias a la Palabra y su antiguo estilo de vida, pero poco a poco estos requisitos se fueron convirtiendo en mandamientos, como si fuesen un requisito obligatorio de parte de Dios para alcanzar la salvación.

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Todas las citas tomadas de la versión Reina-Valera revisión 1960, excepto que se indique.

Trabajo realizado por Omar Morado de la Paz, basado en textos y estudios de R. Moshé Koniuchowsky, José Antonio Sánchez Vilchis, Diego Ascunce, Dan ben Abraham y Mijael Avila, con la colaboración de José Antonio Sánchez Vilchis, Omar Calderón Escalona, Froilán Jesús Neri Gómez, Daniel Calderón Escalona e Ivette Poumián Sagardi.

 

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